Gracias a la tecnología, tenemos más accesible aquello que sucede en cualquier parte del mundo, hemos conseguido abrir nuestro campo de visión y con ello hemos conseguido abrir nuestra mente (habrá quien sí y habrá quien no). ¿A dónde nos lleva todo esto? A saber que hay millones de personas por el mundo tratando de alcanzar sus sueños, y muchos de nosotros pertenecemos a ese eslabón, ya que estamos conectados por la magia de conseguir un reto.
Cuando hablo de magia, no hablo de cultos o rituales, hablo de esa magia que por medios naturales obra efectos sobrenaturales, sin duda, no deja de ser una metáfora que expresa lo que es capaz de hacer una persona cuando se propone conseguir un reto.
Tal vez, aquellos que se quedan en casa, pegados al ordenador o al televisor viendo como los demás quieren alcanzar sus metas, no sepan de lo que estoy hablando. No importa, aún están a tiempo de formar parte de un nuevo eslabón. Es tan sencillo o tan complicado como soñar. Soñar con aquello que deseamos, sea lo que sea, los retos de los demás no tienen por qué ser nuestros retos. Subir al Kilimanjaro, dar la vuelta al mundo a pie o cruzar el Canal de La Mancha a nado, no tienen por qué motivarnos.
Sin embargo, estoy convencida que si buscamos dentro de cada uno de nosotros, habrá algo que aún no hemos conseguido y queremos conseguir. ¿Os pongo un ejemplo? Ahí va…
En mi ciudad, se lanzó la propuesta de “¿Correr la 10k es tu reto?”, en este caso particular la pregunta iba dirigida a mujeres que prácticamente no habían corrido antes, y tuvo una respuesta más que aceptable, en mi sincera opinión, espectacular. Casi 100 mujeres se inscribieron para conseguir su reto. Y ¿sabéis algo?, tuve la suerte de formar parte de ese maravilloso proyecto, tuve la suerte de poder acompañarlas y además, independientemente de que finalizaran o no la carrera, yo ya sabía que todas habían ganado en felicidad, autoconfianza y en autodisciplina. A eso me refiero con la magia, a cómo las personas nos transformamos cuando tenemos objetivos que cumplir, sobre todo aquellos que nos suponen un reto.
¿Os habéis parado a pensar para qué hacéis aquello que hacéis? ¿Tenéis un propósito? ¿Soñáis? Os aseguro que no hay nada más satisfactorio que aquello que estaba en el aire pase a estar en nuestras manos.
¿Qué deciros del deporte? que es una superación continua, que nos ofrece la posibilidad de alcanzar nuestras metas, pero sobretodo, nos enseña a disfrutar del camino hasta llegar a la meta. Gracias al deporte aprendemos a fracasar, y gracias al deporte también aprendemos que fracasar es parte de nuestro éxito. Doy gracias por las veces que me he equivocado y doy gracias por las veces que creí haber fracasado, porque me di cuenta que estaba intentándolo y sólo así, pude conseguirlo.
Las personas de nuestro entorno, al menos muchas de ellas, sólo ven los resultados, si has logrado coronar la cima es que has ganado, si no conseguiste llegar, simplemente es que has perdido. Afortunadamente, somos muchos los que ya hemos superado esa limitación, literalmente nos la hemos saltado.
De adolescente leí El Alquimista y me quedé con una frase: “cuando una persona desea realmente algo, el Universo entero conspira para que pueda realizar su sueño”. Pero para mí, el Universo es uno mismo, puesto que cuando de verdad deseas algo, todo tu potencial se pone a funcionar buscando la manera de acercarte a ello, es decir, tu cabeza ya ha focalizado el objetivo y se pone a trabajar en ello.
Si tienes un reto, ya estás un paso más cerca de conseguirlo, si aún no lo tienes, no pierdas la oportunidad de transformar aquello que deseas en un reto alcanzable.
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